Las pinturas de Božidar muestran todas las características de su reflexión plástica, en las que sus inesperadas soluciones artísticas provienen del poderoso aunque reservado dramatismo de su energía creativa. Džmerković sigue atentamente los acontecimientos actuales y las innovaciones en el arte. Formado como pintor en los años sesenta también es un excelente artista gráfico con una reflexión crítica que no le permite dejarse llevar por el azar y las innovaciones fáciles pero efímeras. Džmerković sigue su propio camino. Para él, pintar es un arte sagrado lo que implica que todo se puede hacer con técnica, utilizando mínimos recursos. Lo realmente importante es la inspiración espiritual.
En muchas de sus pinturas sentimos temor, como una segunda mirada de la realidad el miedo está presente en los objetos, los materiales, en el trino interrumpido de los pájaros, focalizado en el pájaro irradiado. El temor comenzó en El Ángel de la caridad, que recuerda el ángel del poema apocalíptico de Ernest Kardenal, de ojos electrónicos, escondido durante la presión del bombardeo de la OTAN, cuyas consecuencias aún resqueman en nuestras conciencias.
Džmerković vuelve hacia lo íntimo, para buscar las trazas de la naturaleza en su reflejo. Los motivos florales, las hojas y las flores, la sorpresa y el misterio, del verdor hasta un toque de amarillos y de rojo, de la floración hasta la marchitación. Las hojas en forma de pulmones parecen llamar al espíritu y reclamar que las miremos en su blanco reflejo. Incluso una única hoja es un drama.
Milan Djokic
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